Un 91% de los pacientes atendidos en unidades de adicciones son fumadores

Un 91% de los pacientes atendidos en unidades de adicciones son fumadores

El 31 de mayo es el Día Mundial Sin Tabaco es una jornada dedicada a visibilizar uno de los problemas de salud con mayor morbimortalidad asociada. Además de los problemas de salud física, SOCIDROGALCOHOL quiere recordar un año más que la adicción al tabaco sigue siendo un problema de salud pública que resta años y calidad de vida a las personas consumidoras.

Según la OMS, en el mundo mueren al año 8 millones de personas como consecuencia del consumo de tabaco. Unos 780 millones de personas manifiestan abiertamente que quieren dejarlo. Sin embargo, solo un 30% tiene acceso a las herramientas necesarias para hacerlo. La pandemia ha servido como disparador para plantearse dejar la adicción. Además, la evidencia científica ha demostrado que los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedad severa con COVID-19 que los no fumadores.

Las estrategias para hacer frente al consumo mundial de tabaco deben tener en cuenta derechos humanos fundamentales, como el derecho a la salud y el derecho a la vida. Los espacios sin humo son garantes de que se cumplan estos derechos humanos. La legislación española a través de la Ley Antitabaco de 2011 se encaminó en esta dirección al prohibir el consumo de tabaco en espacios cerrados, pero queda mucho por hacer.

Con la pandemia se ha planteado la necesidad de prohibir fumar también en terrazas: “Esto es una necesidad, no por el momento actual solamente, sino porque es una forma de proteger la salud de los trabajadores de la hostelería, por ejemplo, y de proteger a los menores”, argumenta Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol. Los espacios sin humo deberían extenderse, según recomendaciones de la OMS, a los propios hogares o incluso a los vehículos particulares. De hecho, en algunos países de Europa ya se ha legislado para prohibir fumar en los coches con menores de edad a bordo. Todo esto implica un cambio de normas sociales y también implica la necesidad de desmontar mitos extendidos desde la industria tabacalera.

ADICCIÓN Y COMORBILIDAD

El tratamiento de la adicción al tabaco debe estar garantizado, en línea a los derechos humanos fundamentales. Las personas con trastorno por uso de tabaco son atendidas principalmente en atención primaria, aunque un porcentaje también se atienden en la red de drogas o en salud mental por la presencia y coexistencia con los trastornos mentales.

Las personas que presentan comorbilidad psiquiátrica, es decir, presencia de un trastorno mental junto con una adicción, tienen mayores tasas de consumo de tabaco que la población general. Presentan también mayor gravedad psicopatológica y psicosocial, mayores tasas de recaídas, menor adherencia al tratamiento y mayor complejidad en el consumo, además de un mayor riesgo de suicidio y peores condiciones de salud física1. “Es importante que se desarrollen programas de tratamiento para esta población de alta vulnerabilidad que presentan consumos complejos por sus características psiquiátricas”, reivindica el presidente de la sociedad.

Según la ‘Encuesta Nacional sobre la prevalencia y tratamiento de la concurrencia de trastornos por uso de sustancias y otro trastorno mental’, recién editada por Socidrogalcohol, hasta un 68’9% de los pacientes que acuden a la red de salud mental presentan además un trastorno por uso de sustancia. El alcohol, el tabaco, la cocaína y el cannabis son las sustancias más presentes. El 80% de los pacientes atendidos por problemas de salud mental y un 91% de los pacientes atendidos en unidades de adicciones son fumadores. Los trastornos mentales que presentan mayor consumo de tabaco son por orden de relevancia: trastorno psicótico y trastorno de personalidad.

El tratamiento farmacológico, ahora financiado por la seguridad social es un paso importante y relevante para la mejora de la atención de los pacientes, sin embargo, es importante no dejar de lado la multidisciplinariedad de los comportamientos adictivos. “En la adicción al tabaco, como en cualquier otra adicción, es importante el trabajo psicológico para trabajar el origen de la adicción, el cambio de hábitos, el deseo de consumo, el craving (popularmente conocido como ‘el mono’), etc.”, argumenta Pascual. “Cualquier adicción debe ser tratada de forma integral y atendiendo a las necesidades y características individuales de las personas, por eso vemos imprescindible que dentro del consumo de tabaco se ponga un especial énfasis en atender correctamente a las personas que presentan un trastorno mental”, añade el doctor.

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