16 Ene Socidrogalcohol recuerda que el alcohol puede producir muertes por sobredosis
Socidrogalcohol recuerda que el alcohol puede producir muertes por sobredosis – Socidrogalcohol
Hace pocos días recibíamos la noticia de que dos menores se encontraban en coma etílico, tras haber ingerido bebidas alcohólicas. Se trataba de dos chicas de doce años, cuyas compañeras de instituto las encontraron intoxicadas en el baño del centro educativo de la localidad de Calp. Francisco Pascual Pastor, presidente de Socidrogalcohol opina que estas situaciones, aunque se suelen dar en contextos de ocio nocturno y no en centros educativos, deben recordarnos que son responsabilidad de toda la sociedad. “Cuando leo la noticia pienso: ¿Ha fallado la escuela? ¿Ha fallado la educación? ¿Han fallado los padres? ¿Han fallado los controles de venta a menores en la población en cuestión? ¿Qué es lo que no estamos haciendo bien como sociedad? Creo que no hace falta hacer más leyes pero sí hacer cumplir las que hay, por lo menos aquellas que tienen que ver con la venta del alcohol a menores de edad. En horario escolar, con 12 años, también tiene una responsabilidad el colegio, de que no dejen salir a las niñas a esas horas y se puedan encerrar en un baño a beber. Y otra de las cosas más graves, es que una de las dos que terminó en el hospital, podría haber terminado con una parada cardiorrespiratoria y perder la vida a tan corta edad. Hay que ver también qué estructura familiar hay e intervenir a nivel de prevención en este ámbito también con un trabajo psicoterapéutico de la dinámica familiar. No hay que culpabilizar a nadie porque seguramente las niñas también son víctimas de la sociedad en general porque no le da importancia a estas cosas”.
Josep Guardia Serecigni, vicepresidente de Socidrogalcohol, explica que “muchas personas saben que el consumo de heroína puede producir sobredosis pero pocas conocen el riesgo de sobredosis, (incluso potencialmente mortal) que tiene la ingesta de bebidas alcohólicas, sobretodo para determinadas personas o en determinadas circunstancias”.
El experto recuerda que las bebidas alcohólicas, al igual que otras drogas y que determinados medicamentos, tienen un efecto de “tolerancia”: “Esto quiere decir que las primeras veces que se toman producen un gran impacto sobre el cerebro, con un rápido efecto de intoxicación aguda. Sin embargo, su consumo reiterado produce cambios adaptativos en el cerebro, de manera que la misma cantidad hace cada vez un menor efecto. O bien, dicho de otra manera, que para mantener la misma intensidad del impacto sobre el cerebro, algunas personas optan por aumentar progresivamente las cantidades de alcohol que ingieren por ocasión”.
Guardia matiza que que el cerebro se adapte al alcohol no quiere decir que este impacto reiterado sea bueno para el cerebro ni que el resto del organismo se adapte también, sino que otros órganos como el hígado o el páncreas pueden manejarse bien con pequeñas cantidades de alcohol pero van a enfermar cuando las cantidades superen un determinado nivel de consumo y el impacto repetido del alcohol sobre el cerebro puede conducir a la adicción al alcohol, junto con otros trastornos neuro-psiquiátricos.
La Organización Mundial de la Salud ha situado el límite del consumo de bajo riesgo en un máximo de 40 gramos al día para los hombres adultos (20 gramos al día para las mujeres adultas). Conviene tener en cuenta que 10 gramos de alcohol es el contenido de las consumiciones más pequeñas, como una caña pequeña de cerveza o una copa pequeña de vino. Y que todas las demás consumiciones contienen más de 10 gramos de alcohol.
“Existe también otro límite máximo para el llamado consumo ocasional. Es decir, el que hacen las personas que no toman bebidas alcohólicas todos los días. Este límite para el consumo ocasional lo han situado en un máximo de 5 consumiciones –por ocasión- para un hombre adulto y 4 para una mujer adulta, debido a que por encima de este límite aumenta claramente el riesgo de sufrir consecuencias negativas diversas. Y dichas consecuencias pueden perjudicar no sólo a la persona que ha bebido, sino también a las de su entorno, debido a las alteraciones emocionales, del comportamiento y a las imprudencias de la persona que ha bebido en exceso”, argumenta el vicepresidente.
El riesgo de sobredosis puede ser mayor para determinadas personas, por ejemplo, personas más sensibles al alcohol y a determinados medicamentos. Para otras personas, un consumo regular de alcohol que previamente no daba problemas, puede llegar a ser problemático cuando además toman determinados medicamentos tranquilizantes, para dormir o determinados calmantes del dolor (parecidos a la morfina), los cuales -asociados a las bebidas alcohólicas- pueden llegar a producir un grave enlentecimiento de la función respiratoria, que en grado extremo llegaría a la parada respiratoria y la muerte, si la persona no es reanimada por profesionales expertos de un Servicio de Urgencias.
En relación con la noticia reciente, Guardia explica que “en los adolescentes, los primeros consumos de alcohol se dan en una persona que todavía no ha desarrollado “tolerancia” al alcohol. De manera que cantidades de alcohol que no enlentecerían demasiado el cerebro de una persona acostumbrada a beber en exceso, pueden llegar a producir una grave intoxicación alcohólica aguda (o borrachera) en un niño o adolescente, sobretodo las primeras veces que toman bebidas alcohólica”.
El impacto del alcohol sobre el cerebro no es inmediato, ya que previamente tiene que haber un proceso de absorción que puede durar horas y cuya velocidad depende en parte del contenido de alimentos en el estómago. Pero una vez la persona ha llegado a la intoxicación alcohólica tampoco será posible detener ni revertir el efecto de empeoramiento progresivo de dicha intoxicación (borrachera) ya que el proceso de absorción del alcohol (del tubo digestivo) se puede prolongar durante horas y su concentración en la sangre y el cerebro puede ir aumentando por acumulación del alcohol en el organismo: “Es decir que la persona empeorará inexorablemente en el transcurso de las horas siguientes. Por tanto, cuando se encuentra a una persona que ha perdido el conocimiento, como consecuencia del consumo de alcohol, hay que prever que probablemente seguirá empeorando en el transcurso de las próximas horas y conviene llevarle a Urgencias lo antes posible, para evitar que la sobredosis pueda llegar a ser mortal, por parada respiratoria”, recomienda el profesional.
De todos modos, en Estados Unidos, tres de cada cuatro muertes por sobredosis de alcohol, no se producen precisamente entre los adolescentes ni entre los jóvenes, sino en hombres blancos entre 35 y 64 años de edad. Ellos consideran que las muertes por sobredosis de alcohol, o como ellos las denominan “alcohol poisoning” son un problema mucho mayor de lo que previamente se creía. Y que la mayoría de personas que hacen un consumo excesivo o incluso peligroso de alcohol, no son precisamente las que tienen una adicción alcohol.
Cualquier persona puede hacer consumos intensivos de alcohol o “atracones” de bebida, es decir, tomar varias consumiciones de contenido alcohólico en poco rato. Este patrón de consumo perjudicial ha ido aumentando también entre la población española. Sobretodo entre hombres jóvenes (menores de 35 años), pero también entre los hombres de cualquier edad y las mujeres jóvenes. Y otro riesgo que asumen dichas mujeres jóvenes, debido a que se encuentran en edad fértil, es que si quedan embarazadas y siguen tomando bebidas alcohólicas, pueden causar un síndrome alcohólico fetal, como consecuencia de la exposición prenatal al alcohol, del embrión o del feto.
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